¡Es hora de aclarar y desmitificar la mala reputación que se ha ganado el Cortisol por ser llamado la hormona del estrés!
El cortisol es la hormona encargada de activar los mecanismos de defensa del organismo ante una situación amenazante que represente un riesgo o un alto grado de estrés. Es un neurotransmisor de vital importancia producido por las glándulas suprarrenales que permite al cuerpo estar alerta cuando es necesario.
El cortisol permite:
- Aumenta el nivel de azúcar en sangre, para una energía óptima durante el estado de alerta, para un mejor manejo del estrés.
- Regula la inflamación, es el único capaz de activar o desactivar un proceso inflamatorio, con el fin de proteger el organismo.
- Mantiene los niveles de agua y minerales en la sangre , lo que a su vez mantiene la presión arterial.
- Interfiere con el ciclo sueño-vigilia.
- Contribuye a activar la memoria y la concentración en situaciones de alarma.
El problema radica cuando existe un desequilibrio en este sistema de defensa como consecuencia de alteraciones en el sistema endocrino o el desarrollo de estrés crónico, siendo este último la causa más común del desequilibrio en los niveles de cortisol.
Cuando alguien sufre estrés crónico, su cuerpo se mantiene en constante tensión, elevando los niveles de cortisol por encima de sus valores normales, lo que tiene repercusiones negativas, alterando muchas de las funciones del organismo. Entre los más importantes:
- Disminuye las defensas del sistema inmunológico: lo que a mediano y largo plazo puede generar enfermedades respiratorias, alergias, enfermedades autoinmunes.
- Inhibe la digestión y absorción de los alimentos : Esto puede provocar indigestión, irritación e inflamación de la mucosa intestinal, úlceras, síndrome del intestino irritable y colitis.
- Aumenta la presión arterial: resultando en un mayor riesgo de enfermedades cardíacas crónicas, infartos, problemas cardiovasculares y cerebrovasculares.
- Dificultades para conciliar el sueño: esto impide un descanso adecuado, lo que puede provocar deterioro mental, falta de concentración y memoria.
- Aumento de la retención de grasas y líquidos; lo que favorece la obesidad.
- Desequilibrio en los niveles de azúcar en sangre, que puede desencadenar el riesgo de diabetes tipo 2.
- Alteración de las funciones reproductivas: puede provocar disfunción eréctil, así como la interrupción del ciclo ovulatorio y de los ciclos menstruales, pudiendo incluso provocar infertilidad.
- Problemas de la piel : sequedad, descamación, problemas dermatológicos como herpes, psoriasis o acné, incluso vejez.
- Envejecimiento celular, debido a las disfunciones orgánicas que produce, que luego se replican.
- Desequilibrio orgánico general : puede provocar muchos trastornos como fatiga crónica, trastornos de la tiroides, demencia , depresión y otras afecciones.
Como ves, el estrés crónico es el que pone en riesgo tu salud , ya que impide que el cortisol cumpla su verdadera función que es activar los mecanismos que te permiten protegerte.
Por eso te invitamos a activar las recomendaciones de GlutActive® para evitar que los niveles de cortisol aumenten desproporcionadamente como consecuencia del estrés.
- Descansa adecuadamente , la calidad de tu sueño afecta tu sensibilidad al estrés.
- Relaja tu cuerpo y mente, puedes practicar meditación o técnicas de respiración.
- Nutre tu cuerpo con los minerales, vitaminas y oligoelementos que necesita para mantener el cuerpo en equilibrio. Aumente especialmente la ingesta de glutatión y vitamina C para un mejor equilibrio de los sistemas endocrino, nervioso y otros.
- Evita sobrecargarte de trabajo, optimiza tu tiempo y energía.
- Consume suplementos que aumenten tus niveles de energía y concentración.
- Realiza algo de actividad física que te ayude a liberar tensiones, sin olvidar consumir antioxidantes para ayudar a neutralizar el exceso de radicales libres .
